-Tengo que decirle que usted me ha decepcionado señor Elías, dije después de terminar mi entrevista.
-¿Por qué?, preguntó él.
-Porque me prometió que vería mi proyecto y no lo ha hecho. Me mintió, dije mientras miraba atentamente a sus ojos, intentando demostrar que a mi la fama me traía al pairo; y que lo único que me impresionaba era la gente de verdad.
Estábamos a la puerta del cine Palafox en una gala de premios cinematográficos que había ganado la película "Los lunes al sol", que acababa de propucir Elías y yo hacía entrevistas para una televisión de cable que hace años cerro sus puertas.
-Perdóneme señorita, lo siento de verdad. Por favor, llámame y nos reunimos, aseguró. Pero no creí sus palabras. Era Elías Querejeta, el hombre que había cambiado para bien la historia del cine español pero a esas alturas de mi vida había visto casi de todo, en especial a gente que decía ser pero no era, personas que olvidaban sus principios en cuanto recibían un par de premios o ascendían. Pero aquella tarde, frente a los cines Palafox, Elías Querejeta comenzó a demostrarme que muchas veces ocurre exactamente al revés; que hay personas que luchan por lo que creen hasta el final. GRACIAS.
Querejeta me encargó un borrador de guión que pagó religiosamente, pero jamás se rodó ninguna película. Tiempo después descubrí que era un lujo que quizá no podía permitirse.Lo que sí hizo es abrirme las puertas para participar en la única película de cine documental rodada en la postguerra iraquí que entraba en las casas, vidas, dolor y esperanza de los civiles iraquíes; de Mauy, Mustafá, de Rafá. Gracias a Elias entramos en los hospitales y vimos como un colegio de niños plantaba árboles sembrando el futuro de paz. Elias Querejeta financió esta película sin ayudas estatales cada euro salió de su propio bolsillo porque sabía que como productor tenía la responsabilidad de abrir la conciencia y la esperanza. Las tropas españolas estaban allí, y allí permanecieron muchos meses más.
Nos cuidó desde la lejanía pero sin meterse en nuestro trabajo. Incluso por Navidad nos envió una suculenta cena a la que no falto ni turrones, caviar, foie o chocolates; delicatessen.
Y a la vuelta seguimos trabajando durante casi un año; pero justo al terminar Elias enfermó gravemente hasta casi marcharse; y para mi tampoco fue fácil ese final. La película, que pretendía poner un espejo a la sociedad española, se estrenó en televisión y no llegó a los cines.
Hay personas que se cruzan en nuestras vidas tan solo por un instante, pero que tienen el don de hacerte renacer. Él fue uno de ellos. GRACIAS ELIAS. FELIZ VIAJE.
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