TANTRA Y EL MILAGRO DE LA VIDA.

La primera vez que visité los templos tántricos en Khajurahu -India- sentí que había dos formas de mirarlos. Uno era el modo occidental: Entre nosotros aquellas atrevidas figuras provocaban hilaridad, sarcasmo, descubría el niño castrado que llevamos dentro. Al ver una a una las imágenes de diosas y dioses tan cargadas de erotismo, que mostraban los ilimitados juegos de la sexualidad en un espacio sagrado, despertaba el tabú: Cruzábamos miradas, sonreíamos, hacíamos chistes. Pero junto a nosotros había fervorosos hindúes que hacían sus oraciones con respeto, dejaban ofrendas a sus dioses sexuados, transmitían plenitud. Algunos permanecían horas en aquel espacio observando al milímetro las posturas, el rostro de los amantes, las nimiedades de sus gestos. Era un espacio sagrado, no había duda. Al verlos sentí que en aquel lugar, plagado de turistas, había algo más que era incapaz de entender por mis condicionantes culturales y personales; supe que de tener las claves esas imágenes debía poder decirme algo, a semejanza de las imágenes de los templos cristianos: Eran guías, cartillas para los creyentes. Eso me llevé la primera vez, también la sensación de que en algún momento se me abrirían.

Pasaron los años y el trabajo me obligó a regresar de otra forma. Ganga, el guía tántrico que recorre los templos narrando su historia en un castellano casi perfecto, nos esperaba dentro. Durante dos días comenzó a desengranar lo que escondían las imágenes. "El tantra no es un credo, son prácticas donde lo menos importante es el sexo. Es sanación". "El tantra es una forma de estar en el mundo, en el aquí y en el ahora, de estar en el presente siempre". "La energía del tantra, del amor, es muy poderosa. No tiene nada que ver con lo que Occidente practica como tantra"." Cuando has roto los bloqueos todo cambia. No hay guerra dentro ni fuera. La vida cambia". Esas fueron algunas de las frases de las entrevistas con Ganga, que hice durante el mes de febrero pasado. Antes de partir nos dio unos cuantos ejercicios de respiración, un nombre y una dirección en España.

El hilo me llevó hasta Sarjana, maestra tántrica que trabaja en España desde hace años. Hace escasos días acudí a uno de sus talleres y pude traducir a hechos las palabras que me había regalado aquel maestro hindú.

Entre los pacientes de Sarjarna estaba P., un hombre maduro de unos sesenta años que afirma tener cáncer con metástasis desde hace 21. Pere afirma no tomar medicamentos y que, según los médicos, debía llevar 11 años muerto. "Lo mejor que le ha pasado en la vida ha sido tener cáncer", repetía una y otra vez. Estaba I. que vive atada a la silla de ruedas desde su infancia. Estaba V., que comienza a despertar de una depresión -afirma- de 25 años. Estaba H., que pese a rondar los cuarenta años y ser ejecutivo valorado, acaba de salir de un derramamiento cerebral y de la separación de su pareja. Estaban L. y A. abusados sexualmente de niños que, pese a haber superado los cincuenta, apenas hoy comienzan a hablar de ello. Estaba Brat, que confesó haber sido abusador...

Cuando terminó el taller Brat, L. y A. se abrazaron.

Me marché de allí con la sensación de que había comenzado a entender algo acerca de aquellas imágenes de los templos tántricos. A todos ellos la vida les ha obligado a luchar, a escoger entre el amor y el miedo. Y todos han escogido lo mismo. Por eso los conocí.

Os pongo el de uno de los sitios donde Sarjarna imparte talleres para que, si os apetece, podais contactar con ella. !Es impresionante!

www.calmassot.com