
Vengo exhausta. He caminado bajo la luna llena por unas calles extrañas. Manifestaciones, policias desplegados, haimas, encuentros de paz y encuentros de guerra. El foro de encuentro entre la población civil de Palestina e Israel para buscar caminos para la paz concluía sin novedad: Las mitad de las sillas vacías y en las llenas estaban los rostros de siempre, los convencidos, los que año a año luchan desde donde están por Palestina, por el Sahara, por...También había representantes de la embajada palestina y miembros activistas de la sociedad civil de ambos frentes. De despedida la pregunta de cómo concienciar a la gente de a pie, cómo lograr que Israel tome conciencia, cómo trabajar para que Europa se responsabilice. De despedida la frase de una joven activista israelí llegada de Jerusalén: Mi familia no sabe que estoy aquí, mi familia no sabe lo que hago.
He caminado por unas calles donde las luces de navidad no reflejan la crisis pero sí los vendedores de castañas que no venden, los puestecitos de artesanía que tampoco venden, la gente que camina tranquila, los bares no tan llenos.
Al llegar a la Plaza de Oriente, bajo la luna llena, cientos de policias y vehículos policiales me han hecho dudar de dónde estaba, me han llevado a las calles de Jerusalén, a la imagen cotidiana de las pistolas que llevan tenderos, guapos jóvenes, mujeres.
Algo más allá, una haima saharaui me ha recordado la lucha pacífica que mantiene una mujer a costa de su vida. Varios jóvenes con rastas campaban alrededor de una melfa que se ha movido entre ellos.
Las calles del Madrid de hoy semejan un espacio de paz y de guerra: entre las luces de navidad y las tiendas abiertas hay quienes intentan sumar. Hay quienes restan.
hay quienes restan
ResponderEliminar¡ojala nunca falten aquellos que suman!
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