
David y Goliat, David en forma de amazonía, de indígenas que hoy defienden con su vida las tierras de la humanidad; Alan García, presidente de Perú, junto a las multinacionales que apuestan llevarse los recursos naturales para quienes extraer la riqueza de la tierra justifica la masacre...
El 5 de junio morían 30 manifestantes indígenas y 22 policías en el departamento de Amazonas. No es nuevo, la historia en America Latina se ha esculpido sobre sangre indígena y recursos naturales expoliados. La historia de la humanidad también. Nacida en el marco del tratado de libre comercio entre Perú y los EE.UU, la ley que da luz verde a la explotación de los recursos naturales de las tierras indígenas es una amenaza para el frágil futuro de la humanidad.
A lo largo de estos días recordé el Amazonas, la selva peruana, la sensación de caminar bajo los grandes árboles donde anidaba el águila harpia. El silencio tan lleno de las noches allí. Recorde la comunidad de Infierno y a Roberto Macías. Para unos él sólo es un hombre sencillo que trabaja la tierra junto a su familia, para otros es brujo un chamán; uno de los últimos soñadores del Río Tambopata en el departamento de Madre de Dios. Durante gran parte de su vida Roberto Macías ha intentado dar a conocer las riquezas de la Amazonía a través de proyectos de medicinas tradicionales, de fotografía, de albergues...Para mi Roberto Macías no sólo fue la persona que me ayudó a dar el primer paso en ese universo indígena para el que la tierra no es un recurso porque es Pachamama, Madre Tierra, el origen y el fin de todo, sino uno de los hombres más sabios que haya conocido. Escondido bajo la humildad de la persona de campo y la compasión de quien sabe adivinar el sentir de quien tiene en frente, Roberto Macías me hizo ver el interior de la selva, la paz que se respiraba allí, la forma en la que la especies coexisten cuando no está el hombre industrial cerca. "Ve y escribe lo que has visto que otros vendran por ello", me dijo antes de partir.
Os adjunto lo que escribí entonces para Geo. Merece la pena.
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