
Dos días después en el aeropuerto Carlos y yo intentamos cambiar un escarabajo de cerámica por un vaso de agua en una cafetería gris de un aeropuerto gris. Los muestrarios de agua tienen el mismo diseño de lujo que si vendieran perfumes. Cuando Carlos se va reparo en que las palabras que anuncian las botellas de diseño prometen la eterna juventud, también que cada letra de su marca se ha asociado a conceptos como Pasión, elegancia, artesanía o vida. Veo en este agua la promesa de ese futuro en el que el líquido elemento es un producto de lujo, disponible solo para los bolsillos ricos.
Entonces recuerdo las palabras que me dijo Eduardo Mestre, director de la tribuna científica del agua de Zaragoza, hace mas de un año sobre la compra y la venta de fuentes o reservas de agua por parte de las multinacionales, sobre que en el trasforndo de muchas guerras está el agua.
Mohamed viste a la manera tradicional beduina, cocina sobre el carbón, cuida de su huerta y sus cabras, pero Mohamed es un hombre del futuro: Al contemplar el desierto es consciente del valor de cada decilitro de agua, de lo que ocurre cuando no se cuida el agua; cuando el líquido elemento falta.
Esta foto es del desierto de huacachina en ica, peru
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