Mi madre se ha fundido con el aire, las flores y las estrellas, con la tierra a la que tanto ha amado y con la memoria de sus antepasados. Mi madre ha tejido mi ropa, mi alma y gran parte de mi esencia. Al morir como ha muerto y vivir como lo ha hecho habito en ella, y ella habita en mi. Mi abuela -Florencia- ha muerto. Sus dedos entretejieron mi ropa, mi alma, mi memoria de mujer y gran parte de mis anhelos. Mi abuela centenaria se ha ido por exceso de tiempo y de tristeza, porque nunca quiso abandonar a su hija menor. Mi abuela habita en mi y yo soy parte de ella. La hierba muere para renacer, nunca es la misma pero siempre es identica. AL llegar el invierno las hojas caen como caen los recuerdos y alimentan la tierra. Mi madre y mi abuela habitan en mi y yo habito en ellas. El dolor y la muerte ahora me hacen, me ensenan y alimentan.
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