jueves, 27 de septiembre de 2012

La voz de las 13 abuelas y la r-evolución de la paz.

La abuela Rita, de Alaska, puso nombre a la situación: "Esto no es una broma, lo que aquí hacemos va en serio". Y tan en serio; la abuelita Rita es parte del Consejo de las 13 abuelas Indígenas procedentes de todo el mundo que se han unido para luchar por la paz, por la Tierra, por las siete generaciones futuras y por la consciencia. Esta semana tuve la gran suerte de estar con tres de ellas en Madrid, hablar con ellas y poder escuchar sus voces que también son las voces de la experiencia. Las abuelitas son herederas del saber ancestral de sus pueblos; son sanadoras y curanderas; pero ante todo son abuelas.
Quizá por ello las abuelitas hablaban de cómo afrontar el tiempo que nos toca vivir desde la conciencia, desde la luz; más allá de esa acción-reacción en la que la reciente historia de la humanidad se ha movido. Ellas saben que toda guerra engendra guerra; que el derramamiento de sangre no puede llevar a la paz. Pero sí puede llevar a la paz el cambio interno; los métodos sutiles de la paz. Es lo que ellas practican. Al escucharlas entendí como la sabiduría que enseña la tierra también nos muestra el camino para transitar en estos tiempos que vivimos donde hay posibles caminos que tomar: El de la conciencia o, de nuevo, el de la inconsciencia; el de la paz o el de la guerra.
La abuelita Rita, que nació hace casi noventa años en un barco pesquero, que ha viajado por todo el mundo para que sus credos y su fe alimentaran la conciencia de las mujeres y los hombres del mundo, dijo: "Este mundo en el que vivimos es completamente nuevo". Sabe que la única forma de cambiarlo es cambiarse a uno mismo. "Cuando pienses, siente; cuando sientas; piensa", me dijo. "Todo lo que tengo es amor para compartirlo". Después cerró los ojos, me hizo una mueca y sonrió hasta recordarme la risa de mi propio abuelo. "Las abuelas hemos llegado tarde, pero hemos llegado", decía.
Pero no estaba sola, Lyorti, la embajadora de las abuelas, decía más: "Todo lo que hago aquí influye en la selva". "Hacemos esto por las siete próximas generaciones. Y Julieta, la abuelita de México, decía: "Todo está unido, el sol y la tierra". Decía más: "Es como una historia interminable. En mi pueblo hay violencia. Lo que está sucediendo en mi pueblo sucede en todo el mundo. En este momento, necesitamos nuestra fe. Necesitamos hacer más fuerte nuestra fe para que podamos seguir haciendo nuestro trabajo
espiritual y continuar ayudando a otros”.


Escribo desde un pueblo alejado del mundo. Los pájaros cantan y el sol ha salido; pero hoy me he levantado asustada. Mis miedos se han manifestado en los sueños. Quiza porque conozco la guerra y conozco la paz. Quizá he visto y entrevistado en diferentes países a activitas de la paz pero también de la espiritualidad; pero también a soldados, y a víctimas de la guerra. Esta noche he soñado con masas enfadadas que se dejaban llevar por el enfado y creaban desde la violencia; he soñado con policías que cargan; pero también he soñado con una r-evolución de luz, con la suma de todas las voluntades para hacerlo de otra forma; con el rezo y la fe de las 13 abuelas. "Estamos en un mundo nuevo. Todo va muy deprisa". Lo que yo hago tiene consecuencias en mi vida, en la de los seres que amo; en el futuro de las siete generaciones. Lo que deseo, lo que genero, lo que soy. Siempre desde la luz; el resto ya sabemos donde nos lleva.



dad. Llegaron tres abuelas de las trece para recordarnos la sabiduría heredada de sus mayores; antes de que el tiempo fuera tan rápido, antes de que el hombre y la mujer se olvidaran de los ritmos de la naturaleza, antes de que

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