martes, 21 de septiembre de 2010

Adios Labordeta

Ayer quedé a comer con una vieja amiga que escribe sobre todo lo que ocurre en el Congreso. Se llama Eva y habla con los políticos, acude a las ruedas de prensa y, de vez en cuando, queda con alguno de ellos por asuntos de trabajo. La conozco desde hace muchos años y aunque nunca le han dado un premio es una de las mejores profesionales que conozco, y conozco muchos que tienen muchos premios. Mi amiga me contaba que casi siempre tras las ruedas de prensa de los grandes de la política de este país y de sus colaboradores, los compañeros se miran entre si sin comprender cómo es posible tan poca seriedad, tanta falta de responsabilidad, tan escasa profesionalidad, tanto vacío de saber "ni te lo imaginas", me dice. Al final le he pedido, casi le he suplicado que diga un nombre que se salve de su quema: "Sí, claro, Labordeta".
Gracias abuelo por llevarnos en tu mochila, gracias por brillar, gracias por demostrar que se puede y se debe hacer política con el corazón en la mano.

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