jueves, 14 de mayo de 2009

Invierno en Bagdad


Mañana a las diez de la noche se emite Invierno en Bagdad en la dos. Han pasado seis años desde que rodamos la peli allí. Nada sabemos de Mustafa, de la maestra Rabina; si siguen vivos o han muerto porque poco después de volver nuestro chófer, Ahmed, fue detenido. Tampoco sabemos nada de los niños que vendían gasolina juntro al Tigris. Sabemos, eso sí, que Mauy ha crecido y conserva su brazo, también que toda la familia de Kaftan cambió el pais por Siria donde viven como refugiados, que su padre murió por una enfermedad de fácil cura, que su mujer añora a los suyos.
Bagdad me enseño sólo una parte de su poliédrica historia y de sus ubicuas gentes, de la densa energía de sus calles. Pero también me mostró al soldado americano que quería contar lo que había visto, la madre que consiguió sacar fuerza y seguir adelante, la niña que dijo no al destino impuesto, la otra niña niña que jugaba al futbol poco despues de que liberaran a su padre. Los padres padifistas americanos cuyos hijos eran soldados. Los religiosos musulmanes que ayudaban a los religiosos cristianos para acceder a las cárceles, los periodistas internacionales que sabían pero que no supieron decir... Pero, sobre todo, me enseñó cómo, bajo cualquier helicóptero, tras cualquier bombardeo, pese a cualquier amenaza los niños continuaban jugando a las canicas, al futbol, a escribir poemas...Cómo en ese invierno plomizo en Bagdad la alegría también consíguió vencer al miedo.

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