sábado, 1 de noviembre de 2008

SER DIONAS. KUMARIS. NIÑAS DIOSAS DE NEPAL







Las kumaris son las últimas y únicas diosas vivas del mundo; un ejemplo ancestral de sincretismo que a mi me sorprendió y me sigue sorprendiendo. También una herencia evidente de la adoración de la virginidad, de la inocencia, de la otra cara de la diosa madre. El palacio de la kumari real se alza en el corazón de Katmandu lleno de filigranas que adornan la madera milenaria. Hay una pequeña puerta de acceso al patio y otra, más pequeña aún, que lleva a las escaleras que desembocan junto a la diosa Kumari. Fuera, fieles y turistas se mezclan en la entrada. También hay taxistas que caminan o van en bici, palomas, vendedores de flautas, flores, dulces; parejas que llegan hasta los templos para acurrucarse, vacas sagradas que campan a sus anchas entre las calles. En fin, periodistas nepalíes, sindicalistas, manifestantes del partido comunista, etcétera. Cada ángulo de la plaza es un universo en si mismo, casi un fractal fiel que repite el sorprendente universo nepalí.
Este año, en el que la monarquía ha desaparecido y las manifestaciones, huelgas y todo tipo de protestas sociales eran constantes, a mi me pareció que la imagen de la diosa estaba en cuestión. Tuve la suerte de que me pagaran para hacer un reportaje que nos abrió las puertas. Primero conocí a una kumari que estaba a punto de jubilarse. Pese a que en su casa se escucha el cocoreo de las gallinas desde las habitaciones, y en la habitación central duermen varias parejas, ella es una mujer de clase media....(seguirá)

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